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La historia detrás del símbolo internacional de accesibilidad

El símbolo internacional de accesibilidad, el cual vemos con frecuencia en estacionamientos, baños adaptados y accesos especiales, tiene una rica historia llena de significados y propósitos. Este ícono, asociado principalmente a la silla de ruedas, no es simplemente una imagen que ayuda a identificar lugares accesibles, sino que encierra un poderoso mensaje de inclusión y derechos para las personas con diversidad funcional

 

Los orígenes del símbolo: un diseño para la inclusión

En 1968, la diseñadora gráfica danesa Susanne Koefoed propuso el símbolo que hoy todos reconocemos. Este diseño nació como parte de un proyecto del Instituto Escandinavo de Diseño, que buscaba crear símbolos universales para representar a las personas con diversidad funcional. La iniciativa tuvo como objetivo proporcionar una imagen clara y fácilmente comprensible que pudiera ser utilizada en cualquier parte del mundo para identificar los espacios destinados a la accesibilidad, sin importar el idioma o las barreras culturales.

Inicialmente, el símbolo fue diseñado de manera bastante simple: una silla de ruedas representada sin una figura humana. Sin embargo, pronto se hizo evidente que el diseño no transmitía con claridad el mensaje de accesibilidad. Aunque la silla de ruedas era una representación reconocible, faltaba un elemento fundamental: la presencia de una persona que estuviera utilizando la silla de ruedas. La imagen de la silla sola no lograba comunicar de manera efectiva que la accesibilidad era para las personas.

 

El ajuste en el diseño: inclusión de la figura humana

En 1969, para mejorar el impacto del símbolo, se introdujo un cambio significativo. La silla de ruedas fue rediseñada para incluir una figura humana sentada en ella. Este ajuste hizo que el mensaje fuera mucho más claro: ahora no solo se mostraba el objeto (la silla de ruedas), sino que también representaba a una persona con diversidad funcional, lo que le dio un carácter más humano y representativo. Este cambio convirtió al símbolo en una imagen mucho más efectiva al comunicar lo que realmente representaba: la accesibilidad, la autonomía y la participación de las personas con diversidad funcional en la sociedad.

Este diseño mejorado fue rápidamente adoptado por la Organización Internacional de Normalización (ISO), lo que le otorgó legitimidad oficial en los espacios públicos. Desde entonces, este símbolo ha sido utilizado ampliamente en todo el mundo, convirtiéndose en un referente internacional para la identificación de lugares y servicios accesibles.

 

El impacto del símbolo: un avance en la concienciación social

Con el paso de los años, el símbolo de la silla de ruedas ha pasado a ser mucho más que un simple gráfico. Ha sido un elemento clave en la concienciación global sobre la importancia de la accesibilidad y la inclusión de las personas con diversidad funcional. Gracias a esta imagen, millones de personas con diversidad funcional pueden identificar de manera rápida y sencilla los espacios que han sido diseñados para satisfacer sus necesidades.

Este símbolo también ha sido un catalizador para el cambio social y cultural. Ha ayudado a promover la idea de que las personas con discapacidad tienen derecho a la independencia, a acceder a todos los espacios públicos y a participar plenamente en la vida social. Al visibilizar las necesidades de las personas con diversidad funcional, el símbolo ha jugado un papel fundamental en la promoción de una sociedad más justa y respetuosa.

 

Evolución y propuestas de cambio

A pesar de su amplia aceptación, algunos grupos han sugerido la creación de nuevos diseños más dinámicos para el símbolo. Una de las propuestas más comunes es la de mostrar a una persona en movimiento, en lugar de una figura estática en la silla de ruedas. Esta propuesta busca reflejar de manera más precisa la independencia y la participación activa de las personas con diversidad funcional, no solo en términos de accesibilidad, sino también en cuanto a la autonomía y la movilidad.

Sin embargo, el símbolo original, aunque en ocasiones se ha debatido su adaptación, sigue siendo ampliamente reconocido y utilizado. Su simplicidad y su claro mensaje de inclusión siguen siendo relevantes en la actualidad. Además, es importante señalar que el símbolo original fue diseñado en un contexto histórico específico, por lo que su presencia continuada tiene un fuerte valor simbólico como parte del progreso alcanzado en términos de derechos y visibilidad de las personas con diversidad funcional.

 

Conclusión: Un símbolo de avance y concienciación

El símbolo de la silla de ruedas ha sido testigo de un avance significativo en la forma en que la sociedad ve la diversidad funcional. Su historia está estrechamente vinculada con la lucha por la accesibilidad y la inclusión. Más allá de un simple ícono, representa el reconocimiento de los derechos de las personas con diversidad funcional a vivir de manera autónoma, participativa e integrada.

Este símbolo, que comenzó como un diseño sencillo en los años 60, continúa siendo una herramienta poderosa para recordar que la accesibilidad es un derecho humano básico, y que la sociedad debe seguir trabajando para garantizar que todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas, puedan vivir con dignidad y sin barreras.

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