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La higiene de las personas con movilidad reducida que van en silla de ruedas

Las personas con movilidad reducida pueden tener distintos grados de discapacidad. Entre ellas, son las que necesitan una silla de ruedas para desplazarse, quienes tienen más dificultades para realizar sus movimientos habituales. A continuación, repasamos las claves de su higiene. Preste atención.

Guía para la higiene en una silla de ruedas

Una persona que va en una silla de ruedas manual puede tener suficiente autonomía para ducharse por su cuenta. Pero, si su discapacidad es más alta, es posible que requiera el apoyo de otra persona, ya sea un cuidador profesional o, simplemente, un familiar o un amigo.

Pero, en todo caso, pueda el discapacitado o la persona temporalmente en silla de ruedas asearse por sus propios medios o no, va a ser siempre fundamental que disponga de ayudas técnicas en su cuarto de baño. Le contamos cómo ha de proceder.

Pasos para asearse con movilidad reducida

Lo primero que debe tener en cuenta es que resulta inconveniente llevar a cabo este aseo personal tumbado en la cama o en el sofá. Podrían quedar restos líquidos sobre sus superficies que, posteriormente, puedan generar incomodidades e infecciones.

Por lo tanto, una vez tenga todas las ayudas de baño preparadas, es el momento de acompañar al discapacitado a esta estancia. Conviene que allí esté ya colocado el taburete en el que le va a venir bien desvestirse. Si es preciso, se le ha de echar una mano con ello; pero, en todo caso, siempre ha de respetar su pudor y privacidad.

Uno de los instantes más complicados es el relativo a ayudar a entrar a la ducha a quien tiene la movilidad reducida. En este sentido, es fundamental que haya superficies antideslizantes, como en otras partes del cuarto de baño. De la misma manera que en las paredes de la habitación, en las del plato de ducha o de la bañera tiene que haber barras y banquetas de movilidad. De este modo, el discapacitado se puede amarrar con la máxima seguridad.

Cuidado, sobre todo, con la movilidad más peligrosa, que es la que ha de hacer entre la silla de ruedas y la silla de ducha. Si hace falta, ayude con la higiene. Por ejemplo, enfocando el chorro de la alcachofa hacia la espalda. Pero recuerde que, al ser un momento muy íntimo, quien se está lavando requiera un poco de intimidad.

La importancia de una silla de ruedas

Por último, no olvide adecentar la silla. Límpiela, primero, para eliminar los gérmenes de las superficies y desinféctela, después, con el fin de matarlos. Esmérese en las empuñaduras, los reposabrazos, los aros para propulsarse, el mando y el cojín.

En definitiva, las personas con movilidad reducida no solo pueden requerir asistencia personal, sino también ayudas técnicas. Utilícelas en su aseo.

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